miércoles, 11 de agosto de 2010

Falta de controles sanitarios en alimentos para ganado puede afectar a los productos de consumo humano

En 2004, el Centro de Producción, Recría y Comercialización de “Los Zabaleta”, de la familia con el mismo nombre, contaba con 7 machos, 60 hembras para la producción lechera y 120 animales de reemplazo. Sin embargo, un año después murieron súbitamente cuarenta (40) hembras adultas en plena producción y dos (2) de los machos reproductores.

Según María Zabaleta, propietaria del centro ganadero, la muerte del ganado Caprino se produjo por la contaminación del alimento “Cabrarina”. En consecuencia, Zabaleta realizó una demanda ante el juzgado de Primera Instancia del Tránsito y Agrario por daños y perjuicios contra la empresa Protinal, C.A.

“Antes de la muerte de los animales, un estudio técnico en Los Zabaleta del Ingeniero Agrónomo Gustavo Maldonado Dupuy concluyó que las condiciones para el ganado caprino estaban por encima de los niveles óptimos para el desarrollo”, aseveró Zabaleta. Además el alimento fue subministrado bajo las instrucciones e indicaciones del veterinario de la familia.

La justicia no termina de responder
Con dos sentencias a favor la familia Zabaleta todavía no ha recibido indemnización. Justamente, en 2007 los tribunales dictaminaron una sentencia a favor de Los Zabaleta. Sin embargo, los abogados de la empresa fabricante del producto “Cabrarina apelaron la decisión.

La causa pasó al Tribunal Superior Cuarto Agrario. En febrero de 2010, esta instancia falló a favor de María Zabaleta, sin embargo, la decisión que fue apelada nuevamente por la empresa.

La agraviada acude al Tribunal Supremo de Justicia desde mediados de Junio de este año, pues fuentes personales le informaron que ya el dictamen estaba listo. No obstante, hasta los momentos no ha obtenido una respuesta. “El tribunal ya decidió pero a la fecha no han hecho pública la sentencia”, declaró.

Caso con interés colectivo
El ganado de Los Zabaleta murió por alimentos contaminados con alta dosis de aflatoxinas. El nombre no suena común, pero en el país ya existe un precedente: en 1997 murieron cientos de perros y mascotas por la contaminación con este hongo, el conocido caso Perrarina.

En esta oportunidad, la gravedad se centra en que estos animales forman parte de la cadena alimenticia del consumo humano. Por consiguiente, la existencia de animales consumiendo altas dosis de aflatoxinas condiciona la calidad de los mismos para el uso humano y puede afectar la salud de las personas.

En este sentido, la familia denuncia que existen irregulares en la supervisión de la elaboración y comercialización de alimentos para animales. Por consiguiente, piensan que deben investigarse las irregularidades en los permisos, estudios de laboratorios y composición de dichos productos. Así como la actuación de organismos públicos de higiene, como el Indepabis y el Ministerio de la Salud.

Prensa Provea

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