En septiembre de 2006, el Instituto Nacional de Tierras entregó cartas agrarias sobre un antiguo terreno de prácticas militares. Hoy las balas llueven sobre la zona
No tienen electricidad, tampoco agua, gas, ni mucho menos transporte. Viven en medio de la nada y sobreviven a la buena voluntad de Dios. De esta forma describe la población de las comunidades El Moga, El Mogú, Los Negritos y Colinas de Zamora, todas reunidas en el parcelamiento Colinas de Zamora, parroquia La Sierrita del municipio Mara en el estado Zulia, las condiciones en que habitan.
José Pineda, fundador del parcelamiento, cuenta que fue el primero en llegar a la zona y que proviene de la Alta Guajira.
"La Guajira es nuestra tierra, nuestra casa, pero el problema es que allá no llueve y la tierra no sirve para sembrar, así que no hay de qué vivir. Quedarse allá es esperar a que llegue la muerte", afirma.
Explica que fue aproximadamente en 2002 cuando llegó a La Sierrita en Mara en búsqueda de un nuevo lugar para vivir, y se sintió atraído por esas tierras porque, además de parecerse a su Guajira, la zona contaba con el beneficio de las lluvias y de las tierras fértiles.
"Aquí podemos sembrar yuca, maíz, criar chivos y también se da la mata de mangle.
Con ella hacemos carbón vegetal que vendemos por sacos. La técnica y el horno para hacerlo es aprendido en nuestras tradiciones y cultura", comenta.
Animado por la esperanza de una oportunidad de vida mejor, Pineda invitó a paisanos y congéneres a mudarse a esa región, y poco a poco se fueron instalando. En su momento, nacieron las comunidades de El Mogú, El Moga y Los Negritos y, en consecuencia, el número de habitantes se incrementó.
En principio, no eran más de 30 las familias que ocupaban el área. Hoy día son, al menos, cerca de 300 y en cada una hay como mínimo 2 niños, así que tienen con ellos 600 menores aproximadamente.
Mireya Atencio, vocera del consejo comunal El Mogú, asegura que en su comunidad hay 120 familias y que las de El Moga, Los Negritos y Colinas de Zamora tienen casi 60 familias cada una.
Carta agraria. En septiembre de 2006, el Instituto Nacional de Tierras, representado por su presidente, Juan Carlos Loyo, otorgó el lote de tierras a los lugareños mediante una carta agraria.
El documento que los autoriza a habitar la zona versa lo siguiente: "... El Directorio del Instituto Nacional de Tierras, en reunión N° 22-06, de fecha 7 de septiembre de 2006, decidió otorgar la presente Carta Agraria dirigida a un Desarrollo Agrícola Socialista, a favor del ciudadano José Pineda, titular de la cédula de identidad N° V-5.040.824, sobre un lote de terreno denominado La Loma, ubicado en el sector Colinas de Zamora, parroquia La Sierrita, municipio Mara del estado Zulia (...), constante de una superficie de seis hectáreas con nueve mil novecientos treinta y seis metros cuadrados".
La concesión fue aprobada por Juan Carlos Loyo, presidente del INTI, y se registró en la Notaría Tercera del municipio Chacao.
El documento buscaba asegurar a sus habitantes una región para vivir y producir, y al mismo tiempo que estos no invadieran los terrenos de Fuerte Mara, los cuales abarcan 4.000 hectáreas. El único elemento que no tomaron en consideración es que el lote de tierras entregadas está al fondo del polígono de tiro del Fuerte, a casi 2 kilómetros y la zona era utilizada anteriormente por la Guardia Nacional para realizar prácticas militares.
El domingo 10 de julio, un niño de 8 años de edad quedó herido y su hermano menor, de 3 años de edad, resultó muerto por una munición de mortero antitanque de 81 milímetros, abandonada y enterrada en el área y que estalló por el calor que produjo una fogata que hacían los menores.
Desde ese entonces se encontraron alrededor de seis u ocho explosivos más del mismo tamaño, inclusive, algunas de mayores dimensiones.
María Machado, habitante de Campo Mogú, recordó que hace ocho años una prima embarazada perdió un brazo por las esquirlas de una munición que detonó dentro de la vivienda de su abuela, en Campo Mogú, durante una práctica de tiro.
De esto comen. Los moradores del parcelamiento Colinas de Zamora viven de la siembra de yuca, maíz, la cría de chivos y la producción de carbón vegetal. Señalan que el exceso de lluvias de diciembre de 2010 inundó sus cosechas.
Al hacer el carbón también se exponen a un gran peligro: el de encontrarse con una bomba enterrada no detonada y que no haya sido descubierta por los militares cuando revisaron la zona luego del accidente delos dos niños.
"Todo aquí es muy rudimentario. De alguna forma nos las arreglamos. El sendero para llegar hasta acá lo hicieron apto para vehículos luego de que la bomba mató a mi sobrino y dejó ciego al otro, pues para acá no se podía llegar en carro", explicó José Pineda.
No obstante, llevar alimentos y agua hasta sus viviendas es toda una odisea, pues son casi ocho kilómetros de caminata a pleno sol los que deben atravesar. "Los que tenemos tanque de agua lo dejamos destapado para que cuando llueva le caiga agua", relató Pineda.
En la actualidad, esperan respuesta de una contratista que levantará unos galpones en Fuerte Mara para que los tome en cuenta como mano de obra en la construcción.
El Nacional